De enemigos a amantes: el cliché que te obliga a amar a tu peor enemigo

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De enemigos a amantes es uno de mis clichés favoritos. Me encanta leerlo, aunque me cuesta trabajarlo.

De enemigos a amantes es uno de los clichés más explotados en novela romántica y no me extraña, porque es uno de los mejores.

Tengo mi teoría de por qué nos atrae tanto, pero todavía no voy a desvelarte eso.

De momento, te cuento en qué consiste este cliché.

Qué es un cliché en general y qué es un «de enemigos a amantes» en particular

En general, una situación se convierte en un cliché cuando ha sido utilizada en tantas historias que la convierte en un recurso recurrente.

Existen muchos clichés porque a las románticas nos encantan. Los nombramos como elemento de persuasión para que la gente nos compre un libro porque nosotras como lectoras los adoramos. Hay tantos, que puede decirse que TODO es un cliché.

Pero en concreto, el de enemigos a amantes, es una premisa maravillosa y el nombre ya es bastante descriptivo: dos personas que se suelen odiar, terminan enamorándose la una de la otra. El final ya lo sabemos. Lo importante de todo está en cómo llegan de odiarse visceralmente a amarse para no soltarse más.

Del odio al amor hay un paso

Y aunque al revés también, lo obviaremos. Hablemos de cómo se pasa del odio al amor de forma creíble.

  • Con malentendidos. Cuando trabajamos este cliché hay que tener en cuenta que, dependiendo del motivo que tengan los protagonistas para odiarse, nos van a caer mejor o peor. Es decir, si Pepe y Josefa se odian y es por un malentendido, compramos cliché. Si Josefa odia a Pepe porque el tipo es un imbécil redomado, pero a Josefa le da por enamorarse de él incluso en esa situación, no me lo creo. Porque o tiene que ver con toxicidad entre ellos, cosa que no me gusta leer a estas alturas de mi vida, o Josefa es poco real y no conecto con ella. Por tanto, cierro el libro.
  • Caracteres opuestos no complementarios. Esto ocurre cuando, como en Amor a primera viña, se ven obligadas a trabajar juntas dos personas que no tienen nada que ver la una con la otra. Él es un tipo que adora la soledad y la escoge cada día de su vida. Ella es un ser que adora hablar, el contacto con las personas y expresarse. Ese choque de personalidades hace que, al principio, sobre todo él, sienta animadversión hacia ella. Sin embargo, el roce hace el cariño, y a medida que se conocen, ni uno es tan cascarrabias ni la otra es tan molesta.
  • Hace años que no se ven, pero el odio sigue latente. Si alguna vez has tenido que elegir nombre para tu hijo o hija, sabrás que, en ese preciso instante, es cuando te das cuenta la de gente que te cae y cayó mal en su día. Lo suficientemente mal como para que no quieras poner ese nombre a tu descendencia. Pues bien, recuerda a una de esas personas e imagina que vuelves a coincidir con ella en un trabajo. Empiezas odiándola. Recuerdas aquella vez que te encerró en los baños del instituto o cuando amenazaba a otros niños y les robaba el dinero del desayuno. (Bueno, me ha quedado muy de peli americana, pero ya me entiendes). La cosa es que veinte años después, puede que ese miserable sea totalmente distinto.

Seguro que hay más motivos para que dos personas que se odian pasen a amarse sin límites de los que yo he nombrado. Si se te ocurre alguno más, recuerda que compartir es de guapas.

Los libros de enemigos a amantes que más me han marcado

El libro que me he leído más veces en mi vida es un enemies to lovers en toda regla. Es maravilloso, me hace reír muchísimo y Joshua Templeman es un personaje absolutamente tatuable. Te estoy hablando de…

Cariño, cuánto te odio, de Sally Thorne

Sinopsis:

Lucy y Joshua se odian. No es que se caigan mal, que no se entiendan o que no tengan feeling, no… simple y llanamente se ODIAN. Sí, en MAYÚSCULAS y en negrita.

Ambos comparten oficina en el gigante editorial Bexley & Gamin, y mientras Lucy es encantadora y servicial, viste de colores alegres y lleva los labios de un rojo chillón, Josh es frío, eficiente y calculador, y viste una camisa concreta para cada día de la semana. Agua y aceite, vamos.

Cuando surge una gran oportunidad de promoción laboral para ambos, lo de Lucy y Josh se convierte en una lucha sin cuartel.

Y mientras ellos afilan los cuchillos, un pequeño incidente en el reducido espacio de un ascensor lo pondrá todo patas arriba.

Mi pequeña arpía, de Amme Anele

Solo leyendo la sinopsis creo que se puede adivinar la energía que tienen estos dos durante toda la novela. Son divertidos, coherentes y absolutamente adorables. Bueno, esto último de la mitad del libro en adelante. Durante la primera mitad son auténticos enemigos.

Sinopsis:

Excelencia:

Permítame reafirmarme en la conclusión de que el divorcio es la mejor alternativa a nuestra particular situación; y, sin lugar a duda, lo más beneficioso para ambos, en especial para usted, pues de esa manera podría buscarse una esposa más adecuada para ejercer el papel de excelentísima duquesa de Northfolk.

Estoy segura de que no tardará en encontrar a alguna dama mucho más idónea que yo con la que disfrutar un matrimonio normal, tener el heredero que le exige su título y hacer que este sea otra vez intachable, sin la mácula del casamiento con una arpía muy por debajo de su rango en la escala social.

Estará de acuerdo conmigo en que todo lo ocurrido entre nosotros tras la boda no hace sino confirmar que mi propuesta es la opción más apropiada y que espero sea aceptada con la mayor brevedad.

Atentamente,
Alyssa

***

No.
Derek

La pequeña librería de los corazones solitarios, de Annie Darling

Lo mejor de este libro es Sebastian, que en ocasiones parece que no sea de este planeta. Durante la lectura sufrí de 𝘢𝘮𝘰𝘥𝘪𝘰 con él, pero me ha hecho reír lo más grande. Como cuando se refiere a los protas masculinos de las novelas románticas como «rasgadores de corpiños».

Si la volviera a leer, haría como con Cariño, cuánto te odio, me leería solo los diálogos entre ellos, porque sin duda, es el fuerte de esta historia.

enemigos a amantes
La tienes aquí

Sinopsis:

Había una vez, en una pequeña librería de Londres, una joven soñadora llamada Posy Morland, quien vivía rodeada de libros y se escondía tras las páginas de sus novelas románticas favoritas. 

Un día, la excéntrica y anciana dueña de Marcapáginas murió, así que Posy se vio obligada a hacerse cargo de una librería que se encontraba en una situación lamentable, lo que la obligó a salir de su cómodo refugio de romances de ficción.

Sin embargo, Posy no solo debía enfrentarse al ruinoso negocio que había heredado y hacerlo próspero, sino también a las presiones del nieto de la anciana, Sebastian, más conocido como «El hombre más maleducado de todo Londres», empeñado en fastidiarla y desviarla de su plan por transformar Marcapáginas en la librería de sus sueños. 

¿Logrará Posy su final Felices para siempre como las protagonistas de las novelas que tanto admira? 

El vizconde que me amó (Bridgerton 2), de Julia Quinn

Si algo bueno ha traído Netflix a mi vida, ha sido la serie de Los Bridgerton. Como señora nacida en los 80 debo admitir que disfruto más la serie que los libros, sin embargo, las lecturas (incluso con las red flags ondeando al viento), las gozo muchísimo.

Lo bueno que tiene haber visto la serie antes que haber leído los libros es que le pone el aspecto que Netflix ha querido darle a cada uno de los personajes, y sinceramente, gozo mucho del aspecto de Anthony.

Sinopsis:

Anthony Bridgerton tenía clara una cosa en su vida: que no viviría más años que los que vivió su padre, muerto antes de los cuarenta. Por eso ha decidido vivir su juventud intensamente, sin comprometerse a un amor que quedaría bruscamente interrumpido.

Sin embargo, llega un momento en que decide casarse para dejar un heredero. Pero encuentra un formidable obstáculo, la persistente hermana de la novia elegida, que se atreve a desafiarle continuamente. Poco a poco, Anthony descubre en aquella mujer un rival digno de él mismo, capaz de hacerle replantearse muchas cosas… y un ser excepcional del que le va ser muy difícil no acabar enamorado.

Mi teoría sobre por qué nos gusta el cliché de enemigos a amantes

Esto no es ni verdad ni mentira. Ni siquiera he hecho un estudio exhaustivo en lectoras y escritoras. De hecho, solo lo he pensado unos minutillos. Sin embargo, creo que he consumido tanta romántica que tengo un poco de criterio para decirlo.

Nos gustan los idiotas.

Pero no cualquiera, no. Nos gustan los idiotas que terminan demostrando que no lo son. Nos encantan cuando descubrimos que solo era una persona con la que se topó el o la prota cuando menos centrado o centrada estaba. Nos enamoran cuando dejan de estar a la defensiva, cuando de repente hacen algo bueno. A veces, por un buen gesto, se les perdona lo imperdonable.

Y porque nos encanta discutir, para qué mentir.

No sé tú, pero para mí siempre será el cliché rey. Me gustaría que me dejaras en comentarios qué cliché te hace vibrar a ti. O, si eres amante de este en concreto, recomiéndame tus mejores lecturas. Ya sabes, compartir es de preciosidades.

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