
Y el premio a la sorpresa del año es para… ¡la lectura conjunta!
Este artículo pretende ser informativo, pero también es un canto a confiar en ti misma como escritora y en el resto de seres humanos, que no son tan horribles como nuestra mente de reinas del drama nos hace imaginar más veces de las que merecemos.
Pero antes de ponerme ñoña y empezar a dar gracias a diestro y siniestro hasta a las madres que parieron a todas las lectoras de la lectura conjunta a la que me refiero, te explico en qué consiste esta actividad.
Qué es una lectura conjunta
Una lectura conjunta se da cuando un grupo de personas lectoras se ponen de acuerdo para leer el mismo libro en un mismo plazo de tiempo.
Lo habitual es que se estipulen fechas para ir comentando la trama. Por ejemplo, se pacta que en una semana se debe leer desde el capítulo uno al diez. El día de la cita, los componentes del grupo deben dar su opinión de lo que llevan leído.
Es una manera de marcar el ritmo de lectura, de forma que se evitan así los spoilers entre lectoras y lectores. Si nadie lee más que otra persona, todas saben lo mismo.
Este es un momento tremendamente divertido, porque se van creando las primeras suposiciones y salen unas teorías rocambolescas que tú, como eres la autora, sabes que no van por esos derroteros y te lo pasas pipa.
Sobre todo disfruto de los comentarios tipo «ojalá pase x». Pero yo sé que no solo no va a ocurrir x, sino que se acerca una hecatombe. Es un placer absurdo porque me considero buena persona y no me gusta hacer sufrir a mis semejantes, sin embargo, como autora, soy de la peor calaña que se pueda imaginar.
Cómo llegó a mí esta maravilla de actividad
Gracias a Xandra (@lectoragallega en Instagram).
Tuve el placer de conocer a esta mujer en un evento el pasado verano en Ourense y fue una conexión instantánea. Es de esas personas que confían más en mí que yo misma.
En el evento literario se hizo con mi primer libro, Amor a primera viña, cuando ni siquiera había terminado mi segunda novela. Y esta persona maravillosa fue la que me dijo que quería organizar la primera lectura conjunta de mi primer libro.
Y yo, que soy una miedica, le dije que no.
Pero Xandra es de esas personas que insisten si creen que merece la pena. Así que me lo dejó caer en unas cuantas ocasiones hasta que accedí. Aquel día estaría agotada y diría a todo sí, como me suele pasar a veces. Por no pensar…
Pero no me dio tiempo de pedirle que no me metiera en el grupo de Telegram con las lectoras antes de que lo hiciera y me encontré en un chat directo con gente que no conocía de nada que tenían un canal instantáneo abierto conmigo.
Dios, qué miedo…
Por qué creía que no era bueno estar presente en tu propia lectura conjunta
En primer lugar porque es posible que debas enfrentarte a críticas en boca de personas que no han oído jamás hablar sobre el concepto «crítica constructiva». Me daba pánico leer en vivo y en directo las palabras de alguien a quien mi libro le pareciera una puñetera mierda. En mi mente de reina del drama me lo escribían así, sin vaselina.
En segundo lugar creo que no se puede ser del todo sincera a la hora de expresar tu parecer sobre una historia si la autora o el autor están presentes. Si eres una persona que siente empatía, ¿cómo le dices a alguien que su libro no es para ti? Precisamente así, pero ¿y si no es bien recibido por la autora o el autor? Desde luego que yo, soy de las que prefieren callarse.
Vamos, que me daba miedo que la gente fuera demasiado sincera en el caso de no gustarles o demasiado falsa en el caso de no gustarles.
Al final, si te fijas, el elemento en común es que no quería enfrentarme a una crítica, sin más. Así somos los escritores y las escritoras según Rosa Montero, que habla del miedo enfermizo a recibir críticas negativas en su libro El peligro de estar cuerda. Si eres escritora te lo recomiendo muy fuertemente.
La cuestión es que me encontré dentro del grupo de Telegram con unas cuantas personas que no conocía de nada y entonces salió otra parte de mí que no mola nada: la vergonzosa.
Si lo pienso ahora, fue una suerte, porque si no me hubiera dado vergüenza irme del grupo y que las lectoras creyeran que yo era idiota, habría lanzado una bomba de humo y habría desaparecido.
Sin embargo, no lo hice.
El destino quiso hacerme un regalo en forma de grupo
Desde el primer día se respiró un buen rollo y un respeto que me sobrecogió. Y puso de manifiesto algo que ya sabía: que tengo poca fe en la humanidad. Es una cosa de la que me estoy curando.
Así que este artículo es un pequeño homenaje a todas las mujeres que se unieron a la LC de Amor a primera viña y que, posteriormente, se movieron en bloque para la lectura conjunta de Mi más sentido bésame. Si eso no es una muestra de que fueron sinceras cuando me dijeron que el primer libro les gustó, yo no sé nada del universo.
Gracias a todas: Xandra, Inés, Lola, Sara, Nazaret, Cris, Azucena, Irene y Ely por ser creadoras de una de las mejores experiencias de mi vida. Por tener tantas ganas, por amar las historias y por vuestra generosidad.
El aprendizaje
Soy de las que han experimentado en su propio cuerpo eso de que todo es un aprendizaje en esta vida. Lo que sale bien y sobre todo lo que sale mal.
A nivel de marketing, una lectura conjunta es una forma excelente de llegar a gente a la que por ti misma no habrías llegado (siempre y cuando la organice otra persona). Además, piensa que la gente que se apuntan deben comprar el libro, por lo tanto hay ventas.
Pero a nivel personal es… ¡un subidón! No solo porque te dicen más cosas buenas de las que tú creías que tu novela tenía, es que cada persona tiene una lectura diferente. Yo, como autora de la obra, no habría tenido acceso a esas formas de ver mi novela de no haber participado en esta maravilla.
Y luego están los piropos, que no hacen sino que darte aliento y convencerte un poquito más de que estás en el camino correcto.
Así que, como ves, todo son ventajas.
Ahora tengo a Amor a primera viña dándose un garbeo por la península como libro viajero, que si no sabes lo que es, te lo cuento aquí.
Dime, ¿te gustan las lecturas conjuntas o eres una llanera solitaria?