Novelas juveniles como antídoto contra la cruda adolescencia

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novelas juveniles
Durante la adolescencia aprendí a encontrar en la lectura lo que me faltaba en la vida real.

Aprovechando que esta semana es el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, he querido dedicar la entrada a aquellas novelas juveniles que me dejaron tan buen sabor de boca que todavía hoy las recuerdo con cariño.

La adolescencia es una de esas épocas de mi vida a la que no me gustaría asomarme ni para olerla. Tengo un par de amigas que se pasan la vida diciéndome: «¿Te acuerdas de aquello que hiciste cuando tenías dieciséis?», «¿Sabes aquella vez que fuimos a no sé dónde cuando cumplimos diecisiete?». Y yo me paso la vida diciendo que no, que no lo recuerdo, porque si algo tiene el cerebro es que es sabio y borra cosas que no molan.

Lo que no ha borrado mi memoria son muchos de los libros que me hicieron compañía durante mis años más oscuros y hoy quiero rendirles un pequeño homenaje, porque todos ellos me sacaron de una realidad que no necesitaba en ese momento, pero que era la mía y no la podía cambiar.

Pero primero vamos a aterrizar el concepto novela juvenil.

¿Qué son las novelas juveniles?

Historias dirigidas al público adolescente o joven. Como tal, el lenguaje que se utiliza en ellas es variado, pero cercano al uso habitual y las tramas suelen ser menos complejas que en la literatura para adultos.

La otra diferencia es que en las novelas juveniles suele tratarse la problemática usual de los adolescentes y tienen una alta carga de enseñanza detrás, cosa que no siempre se encuentra en la lectura adulta.

Las novelas juveniles y libros infantiles de mi vida

Sé que en esta lista hay novelas que no se consideran juveniles como tal, sin embargo creo que una adolescente puede encontrar refugio en ellos y entenderlos a la perfección. Yo tengo un coeficiente intelectual medio, así que si yo los entendí a tan tierna edad, cualquiera puede.

Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza

Considero que es un libro para leer en más de una ocasión a lo largo de la vida, porque es absurdamente divertido y una necesita reírse. El humor del autor es maravilloso y la historia es tan rocambolesca que no puedes dejar de leer por la necesidad de saber qué estupidez tras otra va a cometer el protagonista.

Este libro cayó en mis manos como lectura obligatoria durante la ESO. El instituto dejaba mucho que desear, pero al menos, las obras propuestas, eran interesantes.

Perdido en la Barcelona preolímpica, el extraterrestre Gurb pone al servicio de su supervivencia la extraña cualidad de adoptar el aspecto que le plazca.

Se pierde con la apariencia de Marta Sánchez, mientras su compañero alienígena inicia la búsqueda en la jungla urbana.

Por su diario personal vamos conociendo las increíbles peripecias de un extraterrestre en Barcelona. En este relato de carácter paródico y satírico la invención de Eduardo Mendoza convierte la Barcelona cotidiana y absurda en el escenario de una carnavalada.

Tras las máscaras pintarrajedas y grotescas se revela el verdadero rostro del hombre urbano actual y, tras el estilo literario, la acerada conciencia artística del escritor.

El príncipe destronado, de Miguel Delibes

Este libro no fue una decisión personal.

¿Recuerdas cuando en el cole te enviaban deberes para verano? Pues en mi caso no fue el colegio, fueron mis padres.

Tengo grabado en la memoria que un verano me dijeron que debía leérmelo y, además, hacer un resumen al terminarlo. Cosas de mis progenitores, no sé. La cuestión es que recuerdo poner el careto de «¿en serio?» cuando me lo dijeron. Pero al final salí ganando, porque el libro me encantó.

El príncipe destronado es la historia de un niño, Quico, que va a cumplir cuatro años.

A Quico le pasa algo importante, le ha nacido una hermanita, Cris, que lo ha relegado a un segundo plano. Ahora, ya no es el rey de la casa, ahora es el príncipe destronado. A lo largo de un día, desde que se levanta dando gritos hasta que cae rendido por la noche, asistimos a sus andanzas, vislumbramos sus secretos y conocemos sus angustias. Detrás del niño, tan admirablemente recreado, vemos el mundo familiar, los otros hermanos, el padre y la madre, las criadas, la ciudad, el mundo. Cuando el libro acaba uno quisiera seguir con Quico y su familia al día siguiente porque, aunque no haya ocurrido nada extraordinario, todo ha sido fascinante.

A través del fino cristal que es el alma de Quico, Delibes nos deja esta novela extraordinaria sobre el misterio opaco de la infancia. Pero eso no es todo, también consigue que, de pronto, en algún rasgo de Quico, en algún gesto, en alguna palabra, reconozcamos con sonrisa cómplice, otra infancia, la nuestra.

Saga Cutler, de V. C. Andrews

Esta saga fue probablemente mi primera saga y mi primera novela romántica erótica.

Recuerdo vagamente de qué trataba, pero sí tengo el recuerdo vívido de empezar y no poder dejarla. Estos libros jamás los he tenido porque me los dejó una compañera de clase mientras cursábamos la ESO, pero he visto que está descatalogado.

Me he sentido muy dinosauria… Sin embargo se encuentra la saga entera en sitios como Wallapop o librerías de segunda mano.

Dawn y su hermano Jimmy sueñan con un futuro de felicidad y plenitud.

Sin embargo, al morir repentinamente su madre, el mundo de Dawn se convierte en una pesadilla.

Atrapada en una maligna telaraña, y tras perder su inocencia, Dawn emprende una lucha desesperada por deshacer la maldición que puede destruir su vida para siempre.

Éste es el comienzo de la apasionada saga de los Cutler, que se completa con los títulos “Secreto del amanecer”, “Hija del Crepúsculo”, “Susurros de medianoche” y “La hora más oscura”, todos ellos dentro de esta colección.

Rebeldes, de Susan E. Hinton

Esta propuesta no recuerdo de dónde salió, si fue una recomendación de alguien o del mismo instituto. Pero recuerdo que leerlo fue durísimo, porque trata temas con los que mi mente de adolescente nunca tuvo que lidiar, como por ejemplo el mundillo de las bandas, las drogas o la violencia callejera.

Y sé que me gustó, que cuando cerré el libro me dejó la sensación de ser amigo.

Nadie dijo que la vida fuera fácil. Pero Ponyboy está bastante seguro de que tiene las cosas controladas.

Sabe que puede contar con sus hermanos y con sus amigos, amigos de verdad, que harían cualquier cosa por él.

Y en lo que respecta a los socs (una violenta banda de pijos rival de los greasers, como lo son él y sus amigos), siempre están dispuestos a armar bronca.

Pero una noche alguien lleva todo esto demasiado lejos y el mundo de Ponyboy da un vuelco inesperado.

El príncep de Vilamaniscle, de Josep Torrent

Esta también fue una lectura propuesta por el instituto y me gustó mucho, porque la premisa de que tres amigas adolescentes vivieran las aventuras de este libro me pareció innovador. Hasta ese momento había leído sobre niños que hacían cosas o grupos de niños y niñas que hacían cosas, pero nunca un grupo de niñas homogéneo. Lo disfruté mucho.

Creo que solo está publicado en catalán.

el príncep de vilamaniscle

Un pergamino escrito en griego lleva a les tres protagonistas de esta historia a hacer un maravilloso viaje por la Garrotxa y el Conflent hasta llegar a conocer una historia que sucedió hace seis siglos y que contiene los elementos más clásicos: héroes, una chica guapa, un maleficio, una bruja y una aventura.

Bisa Bea, Bisa Bel, de Ana María Machado

He visto que este libro está recomendado para mayores de diez años. Puedo asegurar que lo leí bastante antes y a ver, ¿a qué criatura del Señor no le gustan los libros en los que aparecen personajes que se llaman como ella?

Ahora conozco a más tocayas, tengo el placer, incluso, de trabajar con una de forma muy estrecha (sí, hablo de la Blumen), pero nunca había conocido a ninguna Bea hasta que cumplí los 29 años o así. Cosas de la vida.

Por lo tanto, encontrar un libro con un personaje que se llamara como yo, pues molaba un kilo.

La anécdota tras este libro es que le hablé una vez a mi marido sobre él y me lo regaló para alguna fecha especial. (Hace mucho y no me acuerdo), pero recuerdo que casi lloro de la ternura.

Isabel encuentra, entre un montón de fotos antiguas, la de una niña más o menos de su edad que resulta ser su bisabuela Beatriz, Bea. Encantada con la foto, se la pide a su madre para llevársela al colegio y enseñársela a sus amigas.

Poco a poco , se establece entre ella y su bisabuela un diálogo, pues el retrato ha quedado grabado en Isabel y, al grabarse, Bea ha pasado a vivir dentro de su bisnieta.

El choque de generaciones surge constantemente, ya que el punto de vista de las cosas es totalmente diferente entre ambas; pero además, un nuevo personaje se mezcla entre las dos.

He dejado de leer novelas juveniles, pero les debo mucho

Las prioridades cambian y los temas que nos gustan tratar también. Quizás ya no me llene tanto leer sobre problemas adolescentes que tan lejos me quedan. Aunque quizás debería empezar a prepararme para cuando mi polluela alcance esa etapa.

Solo le pido a la vida que sepa refugiarse en los libros si lo necesita, porque son amigos, una fuente inagotable de sabiduría y un pasaje al mundo interior cuando lo de fuera no está como debería.

Quiero agradecer a todas esas escritoras y escritores que dedican y han dedicado su arte a lectores y lectoras en una etapa vital tan vulnerable y, en ocasiones, solitaria. Gracias de corazón.

Y a ti, lectora de este artículo, quiero preguntarte, ¿eres de las que leías todo lo que caía en tus manos o no te gustaba nada leer? ¿Qué novelas juveniles recuerdas de tu infancia/adolescencia?

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